La habitación del pánico o habitación blindada es un espacio protegido ante asaltos, que se encuentra dentro de una propiedad y debe de ser de rápido acceso desde el interior, pero debe quedar oculta a simple vista desde el exterior para evitar que los asaltantes puedan encontrarla e intentar acceder a ella. El objetivo es habilitar una parte de tu casa para proteger la integridad de los habitantes ante la entrada de intrusos y mantener a los integrantes seguros hasta que llegue la ayuda policial. Esta habitación se construye para resistir asaltos con fuerza o balas, por lo que, aunque los posibles ladrones localicen la sala es prácticamente imposible que entren.

Construir una habitación blindada para que sea impenetrable y preserve la seguridad de sus integrantes no es tarea fácil, por eso siempre se debe contar con el asesoramiento de profesionales de la seguridad. Su diseño se hace de forma similar al de las cámaras acorazadas. Todos los perímetros deben contar con todo tipo de refuerzos para que únicamente puedan acceder aquellas personas autorizadas. Sus componentes básicos deben ser paredes con estructuras metálicas y/o hormigón; puerta acorazada y ventanas blindadas (si es que las hay). Además, debe contar con una serie de sistemas que puedan garantizar la supervivencia de las personas durante un tiempo determinado, así como tener elementos que permitan el contacto con el exterior, como una línea telefónica o circuito cerrado de un sistema de cámaras de video vigilancia. Junto con estos elementos pueden añadirse accesorios para construirla aún más segura o confortable, como paredes y puertas insonorizadas, máscaras antigás, inodoro, panel de control, botón del pánico, etc.

Una cuestión muy importante y no menor, es que todos los habitantes de la casa conozcan cómo acceder a ella. Es fundamental que, tras su instalación, todos los convivientes conozcan su funcionamiento de apertura y cierre para activarlo ante cualquier situación crítica o de emergencia. Y es recomendable que esta información no salga del núcleo de convivientes directos.

Es útil saber que cualquier habitación de la propiedad que no tenga salida al exterior es susceptible de poder convertirse en una habitación del pánico. A la hora de proteger una parte de la casa con esta técnica tenemos varias opciones: convertir en un habitáculo blindado la habitación completa; construir una habitación del pánico más pequeña que la estancia y ocultarla; o Instalar una habitación del pánico prefabricada. Las tres opciones presentan el mismo grado de seguridad. Elegir una u otra dependerá de las características de cada hogar y de las preferencias y los costos de cada persona.

 Si queremos instalar una habitación del pánico y contamos con un espacio amplio, podemos optar por dividirlo para construir la habitación blindada dentro o incluso instalar una de las opciones prefabricadas. Si, por el contrario, el espacio es más reducido podemos convertir la habitación en un espacio blindado. Esta opción suele emplearse para proteger dormitorios.